No es la primera vez que mencionamos la suscripción en este espacio, pero el aumento de este modelo dentro de nuestros hábitos de consumo es imparable y, en algunos grandes medios, ya se refieren a estos nuevos consumidores como ‘homo suscriptor’.
Por si alguno todavía no lo tiene claro, hablamos del pago de una tarifa plana por un servicio en lugar de un producto. Netflix, Amazon, Spotify, Office 365, etc. Son los mejores ejemplos y, aunque parece todo muy novedoso, llevamos ya muchos años pagando una suscripción, por ejemplo, a la compañía de teléfono o a Canal plus para ver el fútbol de pago.
Javier Vello, socio de EY comenta que “la economía ha pasado del capex (de poseer) al opex (a utilizar). Cuando las compañías han sido capaces de paquetizar servicios en base a productos se ha desarrollado el mundo de la suscripción”. La evolución de vender productos a vender servicios permite una adaptación más rápida a la demanda de los consumidores.
Y esta no es la única estrategia de venta. Otras empresas, como Facebook o Google, ofrecen aplicaciones a coste cero. Sin embargo, como destaca Julio Mangas, pagamos un precio elevado por el uso de las Redes Sociales.
El modelo de pago por suscripción, generalmente ligado a la industria del entretenimiento, está llegando a sectores hasta ahora inimaginables como la alimentación, la belleza, el cuidado personal, la salud, la moda y, por supuesto, la movilidad.
¿Cómo afecta esta tendencia al sector automoción?
Como siempre, cualquier cambio es una oportunidad. La venta de productos (vehículos) se transforma en venta de servicios (movilidad) y, aunque cambie la forma de pago, el modelo continúa siendo sostenible siempre y cuando se actualicen los procesos internos. Al final, desde el punto de vista del cliente, lo que quiere es un coche para poder moverse. Y eso, en principio, no tiene visos de cambiar.
En este sentido, ¿qué se puede hacer? Además de los servicios que venían pisando fuerte, antes de la pandemia, de coches compartidos y modelos de pago por uso, estamos viendo como el renting para particulares es, cada vez, una opción más utilizada.
Por un lado, desde el punto de vista de la forma de pago, hemos visto que muchas marcas han hecho avances en el ámbito de la suscripción donde se permite acceso a cierta gama de vehículos, que varía en función de la cuantía de la cuota y, si lo pensamos fríamente, quizás el modelo ideal, desde el punto de vista del consumidor sea ese: pago una cuota mensual que me permite, por ejemplo, utilizar un utilitario para el día a día, un vehículo compacto para el fin de semana y un familiar o suv para irme de viaje. Y quién sabe, si se terminará por incluir también motocicletas, patinetes o un segundo vehículo.
Por otro lado, desde el punto de vista de los vehículos, asistimos a una revolución tecnológica iniciada por Tesla en la que, sobre tu vehículo (como si fuera un smartphone), pagas por suscribirte a ciertos servicios (como si fueran aplicaciones) que pueden ir desde opciones de navegación a, por qué no, aumentar la potencia del vehículo, por ejemplo.
Está todo por decidir, pero el camino parece marcado en esa dirección. La demanda de los consumidores así lo refleja.