Aunque no somos adivinos, nos esforzamos en estar a la vanguardia y actualizarnos sobre los acontecimientos que suceden en el sector. Uno de los temas que más está dando que hablar durante los últimos meses es cómo la transición hacía los combustibles alternativos está sentenciando a los vehículos diésel. Teresa Ribera, ministra de transición ecológica, ha declarado que “el diésel tiene los días contados”.
El cambio de tendencia de diésel a gasolina que se viene produciendo desde el pasado año ya está reflejando que las medidas contra los coches diésel no son una solución para disminuir la contaminación. Es más, los primeros números apuntan a una media de 116 gramos de dióxido de carbono por kilómetro recorrido (dos gramos más que la cantidad registrada en 2017), según datos de Faconauto.
Los vehículos diésel, pese a tener otras desventajas respecto a los gasolina, cuantifican unas emisiones de CO2 hasta un 20% más bajas. Es decir, a más ventas de vehículos gasolina, más emisiones de CO2. ¿Cuál es la solución?
A corto plazo, el desguace
Gerardo Pérez, presidente de Faconauto, da con la clave del problema: “un parque automovilístico antiguo y contaminante”. El primer paso para disminuir notablemente la contaminación es una acción inmediata y con resultados a corto plazo: rejuvenecer el parque automovilístico, que actualmente supera los doce años. La eficiencia de los motores más modernos, tanto diésel como gasolina, reduce drásticamente las emisiones.
A medio plazo, los combustibles alternativos
La electrificación se viene vendiendo como clave para terminar con la contaminación. No obstante, estos vehículos representan actualmente un porcentaje residual del mercado automovilístico. Ni los eléctricos ni los híbridos de gas superan el 1%, y sólo los híbridos de gasolina, con un 5%, parecen tener una ligera aceptación entre los conductores.
Respecto a los combustibles alternativos, no es oro todo lo que reluce. Pues estaremos todos de acuerdo en que la infraestructura actual de recarga dista mucho de estar preparada para dar servicio a un gran incremento de coches eléctricos. Este hándicap tiene una solución tan sencilla como mejorar las infraestructuras, pero ¿tenemos energía suficiente como para suministrar un parque de vehículos 100% electrificado? La respuesta es que no.
Además, surgen voces que alarman sobre la contaminación que se produce durante el proceso de fabricación de las baterías que alimentan estos coches eléctricos. ¿Estamos sacando la contaminación de las ciudades para trasladarla a los lugares de producción?
Conclusión
Como integrantes del sector automoción debemos estar unidos. No podemos demonizar a los vehículos diésel, que cada vez son más limpios y eficientes. Son un elemento necesario durante la transición hacia una movilidad alternativa y 100% ecológica que no sabemos cuando llegará, pero no será mañana ni el año que viene.
Tenemos la tarea de informar correctamente a nuestros clientes y asesorarles en su compra, adaptando nuestros productos a sus necesidades. Y si el cliente necesita un diésel, orientarle con argumentos para que quede satisfecho con nuestra marca.