Hace unos años, pensar en un coche que se condujera sólo sonaba a ciencia ficción, a algo imposible. Hoy, esa idea está más cerca que nunca.
Las marcas y las tecnológicas compiten por liderar una transformación que promete cambiar no solo la forma en que nos movemos, sino también cómo entendemos la movilidad. Pero… ¿estamos preparados para dejar el volante? Parece que algunas personas sí…
De la asistencia al piloto automático
Todo comenzó con pequeños avances, conocidos como Sistemas ADAS (Sistemas Avanzados de Asistencia a la Conducción), que incluye, básicamente, elementos de seguridad como frenada automática, sensores de aparcamiento etc. Funciones que parecían simples, pero que sentaron las bases para algo mucho más amplio y que va a transformar el mundo: vehículos capaces de tomar decisiones sin intervención humana. Suena loco ¿verdad?
Jaguar, Tesla, Waymo y otras compañías han demostrado que la tecnología puede hacerlo y ya podemos verlos en sitios como Estados Unidos o China. Genera gran interés el caso de los vehículos sin conductor que están sorprendiendo a todo el que lo prueba en San Francisco.
¿Por qué tanto interés en que los coches se conduzcan solos?
Pues imagínate a nivel de calidad de vida… Meter a tus hijos en el coche, que los lleve al colegio y vuelva a aparcarse al garaje; aprovechar el atasco matutino para poner al día el correo; en un viaje largo poder echar una cabezadita… Todavía estamos lejos de tener un chófer con ruedas, pero el futuro que se vislumbra es ese.
Además, por otro lado, está la seguridad. Las cifras son contundentes: entre el 80% o 90% de los accidentes se deben a errores humanos entre ellos por situaciones de fatiga, distracciones o exceso de velocidad (European Agency for Safety and Health at Work, s.f.). Además, la conducción autónoma promete mayor seguridad, menos accidentes y más vidas salvadas, ya que tiene más eficiencia, con menos atascos y consumo optimizado; y accesibilidad, movilidad para personas mayores o con limitaciones físicas y muchas más cosas. Suena bien, ¿verdad? Pero no todo es tan sencillo.
Los retos que frenan el futuro
La tecnología aún tiene retos ¿qué pasa con el resto de vehículo que no están conectado con tu coche autónomo (recordemos la antiguedad media del parque automovilístico), o con la lluvia intensa, la nieve o las carreteras sin señalización? Los sistemas todavía presentan algunas limitaciones.
La regulación también es un gran desafío porque… ¿quién es responsable si ocurre un accidente? Las leyes se están adaptando muy poco a poco y no al ritmo de la innovación.
Y luego, también, está el factor de la confianza ¿estamos dispuestos a subirnos a un coche sin conductor? La aceptación social será tan importante como la ingeniería y será un proceso que llevará tiempo.
¿Cuándo será una realidad?
Compañías como Jaguar, Waymo o Mercedes, entre otras, ya están mostrando lo que la tecnología puede lograr. Ford, con el Mustang Mach-E es el primer vehículo homologado en España para circular en autopistas con un nivel alto de conducción autónoma; pero la conducción completamente autónoma para todos aún está en camino.
Los expertos creen que en los próximos diez años empezaremos a verla de forma contundente en ciudades y carreteras bien controladas. No será un salto de un día para otro, sino un proceso que irá transformando nuestra manera de movernos.
Pero esto no es solo un avance técnico es un cambio cultural. ¿Estamos listos para soltar el volante y confiar en la máquina? El futuro se acerca… y quizá llegue antes de lo que imaginamos.




