¿Y si las restricciones al tráfico urbano acaban siendo una oportunidad para incentivar las ventas de coches?
Durante mucho tiempo, nuestro sector ha sido muy crítico con las medidas de algunos ayuntamientos de aplicar restricciones al tráfico rodado en sus ciudades. Éstas se consideran como un ataque directo a los intereses de una industria que genera el 10% del PIB.
Sin embargo, los tiempos cambian. Ahora, además de las medidas de control de emisiones dictadas por la Comunidad Europea, se ha conseguido una mayor concienciación ciudadana en temas medioambientales. Y parece que se ha generalizado la aspiración a tener un aire más limpio en las ciudades.
Esto, como no puede ser de otra manera, está provocando una transformación en la argumentación comercial. Pero, ¿esta corriente ecologista es una amenaza para el futuro del sector o, en cambio, podemos considerarlo una oportunidad?
El caso de restricción gubernamental más reciente parece una clara evidencia de beneficio tanto para la ciudadanía como para, sobre todo, el sector automoción. El ayuntamiento de Barcelona plantea restringir la circulación en la ciudad y áreas circundantes a vehículos sin etiqueta ambiental.
Todos sabemos que el parque automovilístico español tiene una antigüedad muy alta. Esto resulta insostenible si queremos reducir la contaminación o los niveles de siniestrabilidad, por poner dos ejemplos de consecuencias negativas de esta situación. En este contexto, el sector siempre ha solicitado a los gobiernos de turno programas de achatarramiento (Prever, Pive, etc.), que cada vez han adolecido de menos aporte presupuestario y de menor duración.
Las medidas de Barcelona deben ser una oportunidad para que los consumidores renueven esos vehículos más antiguos, sin etiqueta ambiental. Los consumidores se resisten a renovar, porque siguen funcionando y les prestan el servicio de movilidad que necesitan. Si dejan de ser útiles porque no puedan ser usados para circular por determinadas zonas, el consumidor se planteará adquirir un vehículo nuevo o seminuevo.
Una medida parecida por parte de Madrid, limitando la circulación en el interior de la M-30, podría ser un importante acicate para aumentar las ventas. Entre Madrid y Barcelona estamos hablando de porcentajes cercanos al 60% de las ventas totales de España.
Creemos que el sector debe moverse en esta lógica. La de promocionar el cambio a vehículos menos contaminantes y motores más eficientes, que puedan circular por las ciudades con etiquetas ambientales y que mejoren la seguridad dinámica.