El cambio de tendencia de pasar de comprar productos (vehículos) a pagar por servicios (movilidad) parece imparable. Más aún cuando se acaba de incorporar un actor clave: las redes de distribución.
Hace escasos días nos enterábamos de la prueba piloto que ha llevado a cabo Seat a través del concesionario Castellana Motor, en Madrid. Un servicio de carsharing, disponible tanto para clientes como para el público en general, donde ofrecen una flota de coches con etiqueta ECO con un coste de dos euros por cada hora y un extra variable en función de los kilómetros recorridos.
Este concepto de “centro de movilidad” nos recuerda a las bases de Wible, lugares ubicados en las afueras de la ciudad (Pozuelo, Villaverde y Las Tablas), a los que acudir con tu vehículo para coger un carsharing e ingresar en el centro urbano.
Indudablemente, la fórmula del coche compartido cada vez gana más adeptos y muchas marcas están apostando por ello. No obstante, la cuota de mercado aún es pequeña (menos del 1%), en gran medida, por la focalización de este tipo de servicios en grandes urbes.
Las redes de distribución se sitúan como el partner ideal para las marcas, gracias a sus instalaciones repartidas a lo largo del territorio nacional, el expertise en temas logísticos, la oferta de servicios de mantenimiento y postventa, y, sobre todo, la gran flota de coches que tienen a su disposición.
¿No crees que los concesionarios son el lugar perfecto para ofrecer servicios de movilidad?