No hemos salido aún de la pandemia y, sin quererlo ni beberlo, se ha desatado una guerra en Europa. Las consecuencias, aunque imprevisibles, en ningún caso, son alentadoras.
Para generar aún más incertidumbre a la situación, Rusia, el promotor de esta guerra, es uno de los países de los que más depende Europa a nivel energético.
La pandemia sacó a relucir las grietas de la globalización y la excesiva dependencia de ciertos países en ciertos productos relativamente imprescindibles. Esta guerra no va sino a ahondar en esa sensación de dependencia exterior y en la consiguiente consecuencia económica para nuestro país y los principales sectores productivos.
Estamos viviendo situaciones de bloqueo. Además, se espera un considerable aumento de la inflación y de los precios (que ya está pasando) de materias primas como el petróleo, el gas natural, el níquel, el acero, el paladio, etc.
Las consecuencias de la Guerra de Ucrania en la automoción
El principal problema en automoción no es nuevo, pues la escasez de suministros y la dilatación en los tiempos de fabricación es una realidad. Los principales indicadores incitan a pensar que se podría alargar la escasez de semiconductores durante más tiempo del previsto. Recordemos que la esperanza era que se fuese regularizando durante la segunda mitad de este año.
Además, como parte del bloqueo económico a Rusia, décimo fabricante mundial de automóviles, se hace necesaria la búsqueda de otros proveedores alternativos para no lastrar más la producción de las fábricas de vehículos. Un problema similar sucede con Ucrania, uno de los principales productores de cableado.
Según datos de una encuesta realizada por los clústeres de la industria de la automoción a nivel nacional: casi el 90% de las empresas de automoción ya sufre las consecuencias de la guerra en Ucrania.
Para agravar aún más la situación, estos últimos días asistimos a una paralización de las empresas de transporte que está afectando gravemente a la logística de alimentos básicos como la leche, pero que también afecta a nuestro sector.
La experiencia de cliente en el contexto actual
No queda otra alternativa que aceptar la situación e intentar transmitir a los clientes la realidad, que estamos a su servicio y que entendemos su frustración. Y seguir trabajando, por supuesto.
Desde el punto de vista de los clientes, asistimos a otra de las consecuencias más importantes de esta crisis: el plano económico. En este sentido, tanto la incertidumbre como la subida de los precios puede verse reflejada en una reducción de ventas en el corto plazo a la espera de que se normalice la situación.
No obstante, como siempre, hay esperanza. Aunque con cuentagotas y unidades limitadas, encontramos que hay stock de vehículos de entrega inmediata, la rueda sigue girando y las previsiones de futuro, desde el punto en el que estamos, solo pueden ir a mejor.
Ánimo con la situación, que el futuro es apasionante.