Las cifras hablan de casi 18 millones de coches diésel circulando en España. La tendencia a favor de este combustible era imparable, pero las medidas anticontaminación en las grandes ciudades, las subidas de impuestos y la demonización mediática han asestado un golpe casi mortal al combustible estrella durante los últimos tiempos en nuestro país.
Las patronales de automoción están en pie de guerra para lavar la imagen de un diésel muy afectado tras titulares como “la ciudad X prohibirá los coches diésel a partir de 2020” o “el diésel tiene los días contados”. Pese a los esfuerzos y los argumentos (objetivos) que refuerzan su continuidad, la opinión pública parece que ha tomado una decisión. La proporción de ventas diésel-gasolina se ha invertido rápidamente y los pronósticos para el diésel, si nada cambia, son catastróficos.
Los problemas derivados para el sector son muchos (como particulares que se quieren desprender de sus coches diésel o la necesidad de dar salida a aquellos vehículos nuevos que ya se han fabricado y no tienen mucha demanda), pero hay uno por encima del resto que nos parece importante tener en cuenta: ¿qué vamos a hacer con aquellos coches diésel que integran el mercado de VO y nadie quiere comprar?
Para responder a esta pregunta, es necesario poner sobre la mesa más preguntas relacionadas:
- ¿Qué cantidad de vehículos diésel de “multiopción” (o el nombre comercial que cada fabricante haya utilizado) hay actualmente en el mercado? ¿Y de flotas y rent-a-car?
- ¿Qué valores de recompra se han establecido para esos vehículos?
- ¿Cuál es la diferencia entre el valor residual que se esperaba para esos coches y el valor que tienen esos coches en la actualidad, dentro de un año o dentro de dos?
- ¿Quién está dispuesto a hacer frente a esa devaluación de los vehículos diésel?, ¿la marca o la concesión?
- ¿Se plantea alguna ayuda estatal (plan Prever o similar) o de los fabricantes (como está ocurriendo en Alemania) para que los particulares que renueven sus diésel antiguos no sufran la depreciación?
Nos hallamos ante un tema que no tiene una respuesta sencilla. Y tampoco optimista.
No nos engañemos, el diésel ha sido y es el claro protagonista del mercado: el parque automovilístico maneja unas cifras en las que alrededor del 60% de los vehículos son de gasóleo. El año pasado, con una diferencia mínima, aún se vendieron más coches diésel que gasolina.
El mercado de VO, por tanto, se encuentra bien nutrido de vehículos de gasóleo, pero en un contexto muy diferente al que imaginábamos hace unos años. Los diésel gozan de “mala prensa” y los que tienen unos años de antigüedad parecen abogados al olvido.
Por tanto, aquellos vehículos de Remarketing que han pertenecido a planes “multiopción”, flotas, rent-a-car, etc. que cuentan con motores diésel, tienen que hacer frente a una depreciación inesperada, pues para asegurar que estos coches se vendan bien, la solución más sencilla parece ser la de poner un precio muy atractivo.
La opción de dar salida a estos coches en aquellos lugares sin políticas anticontaminación no deja de ser un parche temporal que terminará por ser inútil, ya que tras Madrid vendrá Barcelona, Bilbao, Valencia, Sevilla, etc. Y estamos hablando de un porcentaje del parque automovilístico cercano al 80-90%
Como puedes ver, la cruzada contra el diésel que estamos viviendo últimamente trae consecuencias inesperadas que se pueden transformar en un incalculable coste económico para el sector en su conjunto.
La mejor solución, como siempre, es la prevención. Las patronales del sector como Faconauto, Ganvam o Anfac ya están moviendo ficha para limpiar la imagen del diésel, pero aún falta mucho por hacer para revertir la opinión pública y concienciar de que los vehículos de gasóleo son la mejor opción para muchos conductores.