No es la primera vez que escuchamos o leemos sobre este tema, pero ahora la información viene de una fuente con el prestigio de Harvard y parece todo mucho más confiable. El titular no deja de ser contundente: el coche eléctrico sólo es ecológico si se le da bastante uso; si no, es mejor un gasolina.
Como todos sabemos, el coche eléctrico es una de las soluciones de movilidad más ecológicas porque tienen cero emisiones en su uso. Sin embargo, es en la producción de baterías donde surgen los problemas medioambientales, sobre todo de emisiones de CO2.
No es el primer estudio que analiza este tema, ni la primera vez que se llega a esta conclusión. La compañía Volvo realizó una comparativa recientemente en la que analizaba la huella de carbono durante todo el proceso productivo del Volvo XC40 para su versión eléctrica y su versión gasolina.
El estudio de Volvo concluía que la fabricación de un eléctrico emite un 70% más que la fabricación con un motor de combustión interna. Es decir, poner un eléctrico en un concesionario es mucho más contaminante que poner un gasolina.
¿Cuándo es más sostenible un coche eléctrico que uno propulsado por gasolina?
Una vez comienzan ambos coches a circular es cuando se va compensando la huella de carbono, en función, eso sí, de cómo se obtiene la energía que propulsa el vehículo eléctrico, que puede ser de origen fósil, renovable o una mezcla. Según cómo se carguen las baterías, la compañía sueca determina que, para su modelo XC40 en versión eléctrica, se tardan entre los 49.000 kilómetros para una recarga 100% renovable y los 110.000 kilómetros en el peor escenario. Otros estudios amplían la horquilla hasta los 130.000 kilómetros aunque valorando otros vehículos.
El reciente estudio publicado por Harvard, a cargo de Ashley Nunes y Lucas Woodley, no pretende analizar cuántos kilómetros es necesario recorrer, sino que analiza hasta qué punto es buena solución incentivar la compra de vehículos eléctricos.
¿Qué busca el enfoque de Harvard respecto a los coches eléctricos?
Este estudio tiene presente la horquilla de entre 40.000 y 110.000 kilómetros, además de los datos de otro análisis que establece el punto de sostenibilidad a partir de las 55.000 millas (89.000 kms). También contempla que cuanto más grande sea la batería y menos renovables se utilicen en la obtención de la energía, más kilómetros se deberán recorrer para que la vida útil del vehículo tenga un impacto positivo en emisiones de carbono.
Su enfoque se dirige hacia los incentivos que facilitan el acceso a estos vehículos. Si bien en la actualidad se está primando la adquisición de coche eléctricos nuevos, parece ser que un gran porcentaje lo venden antes de alcanzar los 89.000 kilómetros de media, por lo que la responsabilidad recae sobre los consumidores de vehículos eléctricos de segunda mano; y estos compradores difícilmente encuentran incentivos económicos para continuar con esa misión de “amortizar” ecológicamente el coche.
¿Cuál es la realidad de los eléctricos de segunda mano?
La realidad es que los incentivos se centran, casi exclusivamente, en la compra de vehículos nuevos. En España, por ejemplo, con el Plan Moves III sí se contemplan ayudas, pero sólo para eléctricos seminuevos con menos de un año de antigüedad.
Otro hándicap en este sentido es la depreciación de los eléctricos de segunda mano, donde se estima que es un 50% más rápido que en los gasolina y un 20% más rápido que en los diésel.
Por tanto, se puede concluir que el futuro de los vehículos eléctricos, para que superen kilometrajes de 100.000 kilómetros y tengan un impacto positivo en la reducción de emisiones de carbono, pasa por incentivar la compra de segunda mano a través de ayudas y el reacondicionamiento de estos vehículos para alargar al máximo la vida útil de las baterías.
