Venimos tiempo hablando sobre el pago por uso como una de las tendencias por las que más están apostando los fabricantes de vehículos.
El pago por uso se puede contemplar desde dos prismas: por un lado, está el modelo “Netflix” en el que se paga una cuota mensual en concepto de suscripción para acceder a un vehículo o a una gama de vehículos; y, por otro lado, está el pago por uso para acceder a una serie de servicios alternativos. Vendría a ser algo así como pagar por instalar una aplicación premium en tu smartphone para ampliar las funcionalidades del teléfono.
De esta segunda modalidad venimos a hablar hoy. No es la primera vez que ahondamos en este tema: ya hace unos meses comentábamos la propuesta de Mercedes-Benz para aumentar la potencia de su modelo EQE en Estados Unidos desde los 292cv hasta 348cv.
También hemos repasado anteriormente otras propuestas en esta línea, como las de BMW, una de las pioneras en este tipo de servicios, que ofrecía suscripción al volante o asientos calefactables. También Toyota y Lexus han ofrecido en algunos mercados la capacidad de bloquear y desbloquear el coche a distancia. Y, por supuesto, Tesla, que en EEUU permite suscribirse para poder utilizar el sistema de asistencia al conductor más avanzado. Estos son sólo algunos de las propuestas de fabricantes en este sentido.
El lanzamiento del Audi A3 “digital y conectado gracias a numerosos servicios de conexión, funciones bajo demanda y una tienda de aplicaciones”.
Audi se suma a esta tendencia con el reciente lanzamiento de su Audi A3 y A3 allstreet y las “funciones bajo demanda”. Aquí, además de un equipamiento acorde con las expectativas de un cliente Audi, encontramos algún ‘pero’ con ciertas funcionalidades que se dan por hecho en vehículos de su categoría.
El climatizador bizona, el control de velocidad de crucero adaptativo y el asistente automático de luces cortas y largas son algunos de estos ‘extras’ que Audi pone a disposición de sus clientes tanto para una duración de un mes, seis meses, doce meses o permanentemente. Además, si se quiere utilizar Apple CarPlay o Android Auto, también hará falta pasar por caja para desbloquear la integración del smartphone en el sistema de infoentretenimiento.
La acogida del cliente para este tipo de servicios
Si nos basamos en experiencias previas, no invitan a ser muy optimistas en la aceptación de estas funcionalidades de pago por uso. Al menos en el corto plazo.
El caso de BMW es bastante paradigmático, ya que en los mercados que incluyó el pago por uso para los asientos calefactables, por ejemplo, pudo comprobar que la respuesta no fue todo lo positiva que ellos esperaban. La sensación que transmitían los clientes es que estaban pagando el doble por lo mismo. Finalmente, BMW desestimó este servicio.
Sin embargo, aunque estas pruebas piloto no han terminado de calar entre los consumidores, la tendencia es clara y viene marcada por el uso que le damos a otras herramientas tecnológicas basadas en software.
Al igual que se paga por ciertos programas en ordenadores y cada vez se acepta más el pago por aplicaciones premium en nuestros smartphones, parece que el salto al vehículo de estas funciones bajo demanda es cuestión de tiempo.
Al fin y al cabo, el coche conectado cada vez se parece más a un smartphone con ruedas. Y la personalización es una de las principales vías de trabajo en el desarrollo de los vehículos, tanto a nivel de diseño de acabados como de funcionalidades.
Y, la verdad, no es mala idea.