Una de las primeras consecuencias de la recuperación económica, y del consiguiente incremento de ventas de vehículos, está siendo el aumento de ofertas de empleo y la vuelta a niveles altos de rotación de asesores comerciales y otros perfiles profesionales entre empresas concesionarias y fabricantes del sector.
Cuando hay que reponer a algún profesional, bien sea por recambio o porque se necesita cubrir una posición nueva, lo primero que se suele pensar es: ¿alguien conoce a alguien?, para que la nueva plaza o la sustitución sea rápida, sencilla y sobretodo, barata.
Aquí va la primera reflexión: ¿es el personal una inversión o un gasto?
Son muchos los directivos o empresarios que consideran que el personal es un gasto, a veces, incluso, un mal necesario porque ellos solos no lo pueden hacer todo. Con esta idea son muchos los que no tienen intención alguna de invertir/gastar más allá de lo estrictamente necesario.
Siguiendo esta primera reflexión, pasamos a la segunda: ¿por qué pagar por algo que puede hacer uno mismo?
Y con esta lógica se ponen a valorar CVs, hacer entrevistas, etc., como si fuesen profesionales en Recursos Humanos. ¿El resultado?, pues como la lotería: te puede tocar el premio gordo (una vez en la vida) o perder dinero (lo más habitual).
Entonces (tercera reflexión): ¿es gratis hacer uno mismo la selección de personal?
En absoluto, basta con calcular las horas dedicadas a esta actividad para conocer el gasto en que uno ha incurrido. En la mayoría de ocasiones, el precio que cobra por el servicio una empresa de selección es inferior al coste en que incurre uno que lo quiere hacer él mismo. Pero siempre que se ofrece un precio, a la mayoría le parece caro. Como aconseja el dicho popular, muchas veces “lo barato sale caro”.
Cuarta reflexión: ¡Quiero al mejor!
Cuando alguien quiere seleccionar a una persona para un puesto o desempeño concreto, siempre quiere al mejor, pero pocas veces se pregunta: ¿puedo pagar al mejor?, ¿mi empresa es la más atractiva?, ¿puedo garantizar la mejor carrera profesional? Para tener a un Messi o a un Cristiano Rolando no sólo hay que poder pagarlo, sino tener capacidad para retenerlo en el tiempo.
Pero incluso querer al mejor es un dato relativamente abstracto: ¿qué es ser el mejor?
Por ejemplo, en ventas, ¿el que más vende?, ¿el que atiende a más clientes?, ¿el que mejor los trata?, ¿el que consigue operaciones más limpias y rentables?, ¿el que hace mayor venta cruzada? Alguien que haga todo esto es imposible. Es básico saber qué implica ser el mejor.
Quinta reflexión. La cualificación
Se trata de otro aspecto muy manido de la selección. Son muchos los que quieren profesionales con experiencia, pero no es menos cierto que la experiencia no es garantía de nada. En todas las profesiones y actividades, hay personas que van pasando sin pena ni gloria por distintas empresas y acumulando una gran experiencia sin que sus capacidades profesionales sean óptimas. Tenemos al típico vendedor que no pasa de vender 4 ó 5 unidades al mes y que va rotando de empresa en empresa, acumulando experiencia, pero sin desarrollar un ápice de talento.
Conclusiones sobre el gasto o la inversión
Cuando la selección de personal se considera una inversión es porque las personas se consideran un capital (el famoso capital humano), un activo al que rentabilizar, pero al que cuidar, alimentar y desarrollar. La consideración de inversión va estrechamente relacionada con un retorno económico, una apuesta de futuro en pos de un beneficio.
Cuando se considera un gasto es un pasivo, una pérdida. Se asocia el concepto al derroche, a la mala utilización de recursos, a la pérdida de tiempo.
Cada uno tiene opción de elegir: ¿Gasto o inversión?, ¿vaso medio vacío o medio lleno?
La idea de inversión es la más inteligente, la de mayor retorno; pero exige tiempo, paciencia y visión de largo plazo. No todo el mundo tiene tiempo para ello. O, mejor dicho, no todo el mundo quiere tener tiempo para ello.