Seguro que has escuchado la expresión “hacer ghosting” varias veces durante los últimos meses. Por si acaso vives en otro planeta, conviene concretar que el ghosting es un término de origen anglosajón derivado de la palabra ghost (fantasma) y que se relaciona con desaparecer en un momento dado, sin preaviso, ni explicaciones, ni posibilidad de tener una conversación.
Tradicionalmente se utiliza para las relaciones personales de carácter amoroso surgidas a raíz de aplicaciones como Tinder o similares, cuando una de las partes, de repente, deja de contestar y, literalmente, desaparece.
En el ámbito laboral, este tipo de prácticas se han visto tradicionalmente más desde el lado de las empresas y hacia los candidatos. No es nuestro caso en PRISMA, donde tenemos como principio avisar y dar feedback a todos los candidatos que hacen parte de nuestros procesos de selección; pero sí somos conscientes de que esa realidad ha sucedido en el mundo del reclutamiento. De hecho, según algunos estudios, entre un 50 y un 70% de los candidatos encuestados afirman haber sido ignorados.
Hacer ghosting a la empresa que te quiere contratar
Ahora, han cambiado las tornas y son los propios candidatos los que realizan el ghosting a las empresas que les están evaluando.
Desde la pandemia ha aumentado bastante esta práctica, principalmente acelerada por unas tasas de desempleo muy bajas y un cambio de mentalidad que prioriza, además del salario y el proyecto, otras variables como la conciliación laboral o la flexibilidad horaria.
Según un estudio del que se hace eco RTVE, un 28% de los candidatos en procesos de selección han hecho ghosting a la empresa. De hecho, hay casos en los que incluso el ghosting viene después de la firma del contrato: cuando el trabajador debería incorporarse a su puesto de trabajo, desaparece.
En nuestra experiencia como consultora de Recursos Humanos también hemos sido testigo de este tipo de prácticas, con candidatos que dilatan mucho en el tiempo las interacciones con nosotros y, llegado el caso, dejan de responder a las llamadas, correos o whatsapps.
Hacía dónde nos dirigimos con el ghosting laboral
Pese a ser una práctica en aumento, esta se suele relacionar con dos tipos de casuísticas:
La primera de ellas suele ser cuando el candidato ve discrepancias entre lo que les cuenta la empresa y la realidad de la posición. La falta de coherencia entre el puesto ofertado y la oferta económica, la descripción de la consultora y la entrevista con el cliente final puede generar desconfianza en el candidato y llevarle a desaparecer.
En segundo lugar, también se concentran la gran mayoría de estas “desapariciones” en perfiles poco cualificados, con mayor rotación y con retribuciones económicas muchas más ajustadas.
Desde nuestro punto de vista se trata de un tema de educación y de motivación por el puesto de trabajo. En un artículo reciente del blog, desarrollábamos como los candidatos son cada vez más los que eligen a la empresa en lugar de ser la empresa la que decide. En este sentido, es importante motivar al candidato para querer trabajar en tu empresa y hacerle consciente de las ventajas para él de embarcarse en un proyecto ganador.
Por otro lado, respecto a la educación, es un tema que depende de cada persona. Nuestra experiencia es que nos hemos encontrado ghosting tanto en candidatos como en directivos de empresas a los que les haces una propuesta que ellos te han requerido y a la que nunca contestan. Hemos incluso sido partícipes de ghosting de potenciales clientes con los que se han mantenido conversaciones durante semanas y, de repente, desaparecen si dar explicaciones.
Lo que sí es seguro es que la vida da muchas vueltas y nuestra recomendación es ser coherente con uno mismo, no hacer lo que no te gusta que te hagan, dejar buena imagen, ser educado y afrontar las conversaciones por muy incómodas que sean, aunque toque decir que no a un candidato, a un cliente, a una empresa o a un amigo.