Elegir el nombre de un modelo nunca es fácil. Que el último Range Rover se llame Velar no es casualidad. Detrás de este nombre hay una historia que se remonta 50 años en el pasado.
Antes de nada, viene al caso comentar que el término Velar proviene del latín ‘velare’ y significa cubrir o esconder (con un velo). Una vez dicho esto, pasemos a la acción.
El primer prototipo del Range Rover, el Road Rover, se desarrolló a principios de los años 50 para contrarrestar un posible fracaso del todoterreno de la compañía, el Defender. El éxito de este modelo histórico dejo relegado el desarrollo del Road Rover hasta 1966.
A finales de los 60 se retomó el proyecto del Road Rover y vieron la luz cinco prototipos bautizados como Velar para despistar a los competidores y a la prensa, y que no lo relacionasen con la compañía Rover. Incluso se creó la compañía Velar, con sede en Londres y dirigida por un ingeniero de Rover, para matricular los coches como si Velar fuese una nueva empresa automovilística.
En 1970 se matricularon 25 vehículos registrados como Velar, pero equipados con el logotipo Range Rover. Y no fue hasta el momento de renovar el impuesto de circulación cuando se registraron definitivamente como Rover.
Este 2017, 47 años después del primer Velar, verá la luz el Range Rover Velar… ¿Quiere transmitir algún mensaje Jaguar Land Rover con la elección de este nombre?
Desde el punto de vista del Marketing, Velar es un buen nombre: corto, sencillo y fácil de recordar, escribir y pronunciar en diferentes idiomas. Además, la compañía lo tiene registrado y no lo ha utilizado aún como modelo.
Además de por el nombre, la elección del Velar puede significar una apuesta de la compañía por la gama Range Rover, tratando de diferenciarse de Land Rover como ya hiciera hace casi 50 años. Con este nuevo modelo refuerzan la imagen innovadora de los 4 modelos ‘Range’ de la compañía (Evoque, Velar, Sport y Range Rover) frente a los 2 ‘Land’ (Discovery y Discovery Sport) de corte más clásico.