En el contexto actual de sobreexposición publicitaria cada vez es más complicado atraer la atención de nuestros clientes y poder interactuar con ellos para exponerles los beneficios de nuestros productos. Es por ello que las técnicas de venta viven en un proceso continuo de mejora.
Ante esta situación, es necesario reinventar las vías de comunicación existentes y, sobre todo, implementar técnicas novedosas que consigan enganchar y emocionar a los potenciales clientes.
El storytelling se erige como la estrategia de marketing definitiva para enriquecer la imagen de marca de la empresa, conectar con los clientes y, también, seducirles. Internet ha ayudado enormemente a potenciar esta vía de comunicación en la que los anunciantes pueden ampliar la duración de los mensajes más allá de los 20-30 segundos de la publicidad tradicional.
Según un estudio de la London School of Business, “cuando presentamos la información con datos o estadísticas, solo conseguimos que la retenga entre el 5 y el 10% de la gente a la que impactamos, mientras que el 65-70% de las personas se queda con un relato, y el 85% retiene la información si se identifica con la historia”.
Los clientes no compran un producto, compran la emoción que les haces sentir. Es por ello que las grandes marcas muestran parejas, familias y personas con las que nos podamos identificar, para vincular su marca a las emociones que nos transmiten.
Las historias son el arma más poderosa. Ejemplos hay muchos, seleccionamos dos:
– En la presentación del iPod en 2001, punto de inflexión en la historia de Apple, Steve Jobs dejó a un lado las cualidades técnicas del reproductor de música, como la capacidad de almacenamiento, y apeló a los sentimientos de los asistentes: “¿Cuántas veces te has ido de viaje y te has dado cuenta de que no llevabas el CD que querías escuchar? Con el Ipod tendrías toda tu biblioteca musical siempre. 1000 canciones en tu bolsillo”.
– Los anuncios de la Lotería de Navidad los últimos tres años son otro caso de éxito del poder que tienen las historias para conectar con la gente. La historia del bar en 2014, Justino y la fábrica de maniquíes el año pasado, y la historia de Carmina, estas navidades, han conseguido conectar emocionalmente con el público, generar una gran conversación en internet y, por supuesto, cumplir con su objetivo: aumentar las ventas.