Algunos titulares de la prensa en las últimas semanas:
- “Las marcas chinas aspiran a tener un 20% del mercado europeo”.
- “Volkswagen y Renault firman una alianza para producir un vehículo eléctrico por debajo del 20.000 €”
- “Las marcas chinas suponen un riesgo para la industria europea”
- “La UE fija aranceles de hasta el 38% a los vehículos eléctricos chinos”
¿Qué está pasando? Varias cosas a la vez. La primera, que los chinos llegan fuerte, de forma muy diferente a cómo llegaron, hace años, los japoneses primero y los coreanos después. Vienen con una política comercial muy agresiva que ha pillado con el paso cambiado a los principales actores del sector, sobre todo a los fabricantes europeos. Cuando los precios están más altos que nunca, los chinos desembarcan con precios más atractivos y logran con rapidez muy buenos resultados.
Es cierto que hay una cierta sobreproducción en China y que el mercado local no está absorbiendo la producción al ritmo esperado y la exportación es, desde luego, la solución más rápida. Y ahí está el mercado europeo, con mayores rentas que otras regiones del mundo y unos precios más elevados que en el gigante asiático.
Por otro lado, está el nivel tecnológico de los vehículos eléctricos, donde los chinos son los auténticos dueños y señores de esta tecnología, con precios con los que no pueden competir los fabricantes europeos, hasta el punto de que algunos ya han dicho que van a mantener la producción de vehículos de combustión más allá de lo que se había anunciado.
En tercer lugar, es cierto que los coches chinos han mejorado mucho a todos los niveles y su nivel de calidad es más que aceptable para los estándares europeos, al menos en lo que se conoce como estándares generalistas. Con buenos precios y estándares de calidad razonables es normal que tengan el beneficio del mercado. Además, ahora también están llegando marcas chinas con el foco puesto en el segmento premium y con unas soluciones de diseño y acabados acordes a lo que en Europa se entiende por un producto de gama alta.
Pero no es oro todo lo que reluce en la Automoción China…
Sin embargo, hay importantes hándicaps que van a tener que superar rápidamente, como los servicios de postventa y de mantenimiento que están dando algunos fallos, el conocimiento de marca, que es un proceso lento y difícil, y que sólo lo tiene garantizado en este momento MG, o la rentabilidad de las redes de concesionarios, que habrá que ver cómo son los resultados.
En este momento además hay cuestiones políticas de mucha relevancia que están sobre la mesa, como la reciente inclusión de aranceles a estos productos a los que ha respondido el Gobierno Chino con rapidez y dureza.
También a nivel comercial conviene destacar el escaso tirón de los productos electrificados, que son seña de identidad de las marcas chinas y dónde más destacan respecto a los fabricantes europeos, japoneses y coreanos.
El futuro no está escrito, el miedo no es un buen consejero. Cada uno tiene que saber jugar sus cartas y los constructores europeos, americanos, japoneses o coreanos tienen aún mucho que decir. Estaremos atentos porque todavía queda mucha tinta por escribirse al respecto.