Nos ha tocado vivir o, mejor dicho, hemos tenido la suerte de vivir la revolución tecnológica y el auge de la digitalización.
Esto, como consumidores, nos permite acceder a un nuevo horizonte de posibilidades, ventajas, facilidades… En definitiva, satisfacción. Desde el punto de vista empresarial, la satisfacción del cliente ha sido siempre, de una forma u otra, la clave del éxito. Por tanto, cualquier ayuda que aporte la tecnología o la digitalización para incrementar la satisfacción y felicidad de los clientes es bienvenida, ¿no crees?
La realidad es que conducir nunca ha sido tan fácil como ahora mismo. La oferta de gamas, precios, financiaciones, rentings y servicios de movilidad, favorecen que, prácticamente, todo el mundo tiene acceso a conducir un coche. En ciudades como Madrid, desde veintipocos céntimos por minuto tienes acceso a una oferta de 2.000 vehículos.
Es cierto que hay una sensación de incertidumbre en el ambiente y se han generado dudas, pero, desde un punto de vista realista, vamos a analizarlas:
¿Qué pasa con los combustibles?
La tendencia es a electrificar el parque automovilístico, pero el objetivo real es rejuvenecerlo. Los motores híbridos no suponen un gran avance en términos de contaminación, y el primer motor eléctrico tiene ya más de un siglo de antigüedad y varios inconvenientes que hacen que sea insostenible su generalización en el corto y medio plazo. Por tanto, por mucho que les pese a algunos, los motores diésel y de gasolina tienen terreno aún por recorrer hasta que la energía solar (u otras energías alternativas) se generalicen.
Respecto a la parte que nos toca, conviene subrayar que la incertidumbre de los combustibles no debería suponer ninguna amenaza para el sector. Es decir, a mí como consumidor me da igual que mi vehículo se mueva por petróleo, gas o energía eléctrica… Y lo importante para el sector es que haya coches, independientemente de su combustible.
Coches compartidos y tendencias de pago por uso
Son parte de los llamados servicios de movilidad. Y están realmente bien, pero no sustituyen el servicio que aporta un vehículo en propiedad.
Son realmente útiles para aquellos que no utilizan prácticamente nada el coche, pero, sobre todo, para aquellos que no tienen coche. Los que, como yo, utilizamos el coche a diario, no nos sirve para sustituir el vehículo en propiedad. De hecho, en mi caso concreto, utilizo los vehículos de carsharing como sustitución del transporte público, pero no tendría sentido cambiar mi coche actual por uno compartido.
En cuanto al renting para particulares como modalidad de pago por uso, cabe señalar que es una buena opción para quien está dispuesto a pagar un poco más a cambio de despreocuparse de ciertos gastos (mantenimiento, seguro, etc.) y estrenar coche cada X tiempo. Por parte de las marcas no es un servicio nuevo y, de hecho, más que una amenaza es una oportunidad para enriquecer el mercado de VO.
Coches autónomos
La tecnología existe, aunque está aún en periodo de prueba. Supondrá un gran cambio en nuestro concepto de ciudad y movilidad, pero los avances vendrán con cuentagotas y queda tanto para que se generalice que no tiene sentido alargar este artículo con elucubraciones sobre algo que hoy en día sólo es aplicable en la ciencia ficción. Así que mejor lo dejamos para otro día.
Conclusión
Disfrutemos la parte que nos toca y saquemos el máximo partido a los recursos y oportunidades que tenemos al alcance de nuestra mano.
Sobre la venta digital de vehículos no he comentado nada porque doy por hecho que es una realidad que todos hemos asumido: no es que vaya a llegar, sino que ya está aquí (y para quedarse).
¡Pero que no cunda el pánico! La digitalización de los procesos de venta es, básicamente, una oportunidad para incrementar nuestro alcance, optimizar los procesos de ventas y orientar nuestros esfuerzos a lo que el cliente más valora: la satisfacción.
¿La solución? Sencilla. Aprende a nadar y rodéate de personas que sepan manejarse en el océano de internet.